El Gato
La sangre siempre resalta
y los genes jamás se ocultan,
desde que estaba en el vientre
lo compré y no hice preguntas,
resultó ser un potrillo
dé lo pocos que no abundan.
De California lo llevan
a un rancho cerca en Culiacán
y después a la alta escuela
para enseñarse a bailar,
era un español fachoso
qué le gustaban los flash.
La clave de aquel caballo
es que portó buen jinete,
criado allá en Badiraguato
y nieto del molinete,
su padre era el sandukan
un semental imponente.
La vida siempre es curiosa
y aquí nos pone el ejemplo,
los grandes siempre con los grandes
se forjan y jalan parejo
y el gato tuvo a su dueño
hombre de mucho respeto.
Ya presente en competencias
el gato empezó a ganar
sus medallas y trofeos
de forma espectacular,
Chivateño muy contento
les presumía su animal.
El gato era consentido
de los limones mentados,
ahora falta su presencia
si la banda está tocando
canción besos y cerezas
siempre será recordado.
El gato ya está en cielo
porque el tiempo no perdona,
con tristeza es recordado
por lo grande de su historia
y los que lo conocieron
cuentan su gran trayectoria.