Malaflama
Una escena dolorosa antes de que amaneciera vi como todos tus sueños, nena, se azotaban en la puerta. Por eso no debes jugar con fuego. Malaflama siempre quema. Sabes que te necesito, que mi corazón te espera. Si no estás soy como un náufrago en una isla desierta.
Básicamente se ultrajó a el mismo y fue el primero en oír el disparo. La reconoció entre la niebla y es justo ahí que distaron de ser su cronopio y conciencia en un sin fin de enunciados. Y por primera vez no estaba ni feliz de buscarlo.
Sin decir quién soy refúgiame. Te va a doler como duele trazar, trazar un abuso indeleble es como suele pasar. Quiero resistir el nuevo adiós. Te va a doler como duele servir. Servir al lado equivocado. Es parte del trato de ser vil.
Se la vivían antagonizados de amor y de ahí se fueron en picada. Hasta no ver y sentirse atemorizados los dos. ¿Cómo vergas? ¿cómo vergas?
Pasando de tu escondite al mal de la coladera. Y a tu fiebre de vuelo fugaz le junté unas cuantas piedras.
Cornelia, lo hago por amor, porque salva aunque salga a morir. Si solíamos ver el alba a lo Salva Dalí. De la intuición se hizo Fargo y del mármol barniz. Las mil pealabras pa’ acercarnos a marearnos de ti. Malabareando las bisagras que acabaron teñidas de un negro tan espantoso, dejó todo el patio en ceñida. Tú fuiste ocaso y polución, yo ocupo varo enseguida. Decías que “Na, Na, Na ¿Pa’ qué? Si es tu arrebato me esquino”. Yo quería nada más panqués y un alegato mezquino. No sé si ceder al placer si es para sentir que me estimas. Tú oyendo “tú nomás estás bien mientras no salga y no brinde”. Estoy viendo “Y Tú Mamá También” por la nostalgia que brinda. Te hacía en el Guggenheim vendiendo Extravaganza escogida y así fue que estuve concediendo después de tantas cogidas. Después del manto de aquel invierno que dejó el viento entumido, brazos y piernas en ciénagas. Llevó ciruelas al nido. Una por una ve y ciérnalas. No vaya a ser el descuido.