Inabón Yunes
Si yo nacer quisiera
de nuevo, si pudiera
escoger mi nombre y mi apellido,
Inabón prefiriera,
Inabón Yunes fuera
mi nombre libremente decidido.
Estar claro,
por propia condición ser transparente,
pasar sencillamente
cerca al amor de la paisana gente;
discurrir sin reparo,
correr, saltar sobre la roca
o reposar sobre la linda arena;
siendo fuerza que choca
salvar, no destruir; no en pena
detenido, quedar puro remanso;
bien ser arroyo manso,
más rebasar en el desbordamiento
que arrastra y que fecunda
e ir a la mar como un derramamiento
de la tierra profunda.
Mas si fuese Inabón, mi transparencia,
mi sencillez, mi pena, mi reposo,
no fueran jubiloso
beso de sol en sombras de mi mente,
ni impulso generoso
hecho de antaños en mi sangre ardiente.
Entonces, Inabón yo, naciendo
de mí mismo,
desde la nube al mar, uno sería:
uno lloviendo sobre la montaña,
uno manándole en la entraña,
uno por monte y llano
y uno también vertido al océano:
fuerte, claro, fluente,
con el vigor, la claridad
de mí mismo inconsciente.