Canción del Pistolero Muerto
La ciudad tiene labios
de muchacha indefensa
porque nadie le compra
un vestido de fiesta.
Los sueños se detienen
cuando estamos con ella.
Las calles nos descubren
un rastro de violencia.
Las mesas de billar
se rompen cuando llega
el frío de los sótanos
al mar de la cerveza.
Todo se presentía
en manos del invierno.
Todo estaba en los ojos
del pistolero muerto.
Una pedagogía
de hambre en el suburbio
puede cubrir el tiempo
con la rabia del humo.
Se trata de vivir
en la calle al desnudo.
Donde las dan las toman
si parece oportuno.
Venganzas escondidas,
rencores por consumo
y las quimeras libres
para pensar en uno.
Todo se presentía
en manos del invierno.
Todo estaba en los ojos
del pistolero muerto.