Para Daniel
Los brazos testigos del desierto
y el corazón borracho de coraje
construia el sitio verdsadero
que los astrólogos del agua
y de la luz
trazan
para que no se vea oscurecer.
Tiene que llorar en la trinchera
y ser así, varón anacabable
corromper historias regulares
porque un aroma lo pelea
por ganar
la nueva intensidad del sol
El corazón sabía que vaticinaba
supo escucharlo así, despierto
y despejado.
Tuvo un castigo por hablar
y dos miradas por creer.
Prefiere el riesgo de luchar
por los que ya no están
pero vuelven
en él