Villatripas
Por su gran prosperidad
decidió la autoridad
de Villatripas de arriba
“¡que viva el alcalde, viva!”
erigir un monumento
un auténtico portento
que a los de abajo asombrara
una escultura bien cara
como dijo el pregonero
que costará su dinero
pues de mármol al abasto
de nuestro rico catastro
la montará un escultor
en plena plaza mayor
y terminaba el pregón
será una gran elección.
Se gastó mucha saliva
en Villatripas de arriba
la gente andaba tan flauca
con la cosa de la estatua
y había gran emoción
cuando la inauguración.
La alcaldesa con premura
corrió el velo a la escultura
y apareció entre la villa
la supuesta maravilla
saliendo de entre las aguas
sin ni siquiera unas enaguas
toda, toda, desnudista,
una Venus afrodita.
La elección no estuvo mal,
satisfizo al personal.
Tenía el pueblo de al lado
el animo muy picado
y allá habló el señor alcalde
elegiremos de balde
en Villatripas de abajo
se sufre con desparpajo
por parte del vecindario
la falta de monetario
- Vecinos de este lugar:
¡hay que vencer o ganar!
¿estaís dispuestos a todo
por sacudiros el lodo
de esa Venus afro… ¡leches! -
- Alcalde, lo que nos heches -
respondió la población
con una gran ovación.
Cogieron a la Jacinta
la moza de mejor pinta
y en la misma plazoleta
la pusieron en porretas
y la echaron al pilón
sin mayor vacilación.
Luego fue una comitiva
a Villatripas de arriba
a decirles que bajaran,
miraran y compararan
comparando las dos Venus
cual es más y cual es menos
excepto algún poetastro
que alabó a la de alabastro
y el pelma de don Simón
que de un vuelo fue al pilón
se oyó gritar al compás:
- ¡La Jacinta mucho más! -
Y con grandiosa vehemencia
añadió la concurrencia
sobre todo los barones
que en lo tocante a erección,
la Jacinta en el pilón
matarile, lire, lon.