Pobrecita mía
A veces aconteces cual si fueras una flecha
A veces envejeces junto a una mujer infiel
A veces amaneces en su mano derecha
A veces te estremeces con una imagen cruel
A veces compareces en vulgar juicio sumario
A veces te entristeces a la luz de la razón
A veces partes nueces escondida en un armario
A veces tus sandeces hacen polvo al corazón
Pobrecita mía
Qué pena nos doy
A veces entorpeces los labios, las almas
A veces desfalleces muy cerca del final
A veces sacas dieces, incluso te hacen palmas
A veces agradeces algún toque original
A veces te enardeces ante algo inexpugnable
A veces desmereces de lo que esperan de ti
A veces enmudeces dentro de un impermeable
A veces te enterneces, capullo de alhelí
Pobrecita mía
Qué pena nos doy
A veces reapareces terciando de improviso
Otras, te guareces en tu antiguo vigor
Aún te enorgulleces si aún te quieren poner piso
Y a veces aborreces que yo sea un impostor
A veces te me escueces porque a veces ella es cruda
A veces das con creces cuanto ella solicitó
A veces desvaneces cualquier sombra de duda
A veces resplandeces, pero otras veces no
Pobrecita mía
Qué pena nos doy