La mujer más vieja del mundo
Nunca fue la bailarina más bella del salón
Nadie se batió en duelo por ella, Sabina nunca la cantó
Lautrec nunca dibujó sus bellas cicatrices
Maldita Penélope, nunca regresó Ulises
No se enamoró de ella ningún cliente
Y no se escondía el mar tras sus ojos verdes
No había perdido a un hombre, no había desengaño
Sólo unas malas pociones, el hambre, algún fracaso
La mujer más vieja del mundo
Vende paz, espera de pie en lo oscuro
A que vayas a su encuentro para curarte la herida
Para despejar tus dudas, para enterrarte en caricias
Para esconderte en sus manos, para que te amparen frías
Recibiendo golpes, y no sólo de la vida
Como hojas en otoño se iban cayendo sus días
¿Qué harás cuando el tiempo devore todas tus horas?
Quizás te cubra la nieve, quizás envejezcas sóla
Mientes y sonríes mientras te crece una ortiga
En la boca cuando besas una piel desconocida
Y aunque sobrevivas, que no me cuenten batallas
Que no eres bruja del norte ni eres bienaventurada
La mujer más vieja del mundo
Vende paz, espera de pie en lo oscuro
A que vayas a su encuentro para curarte la herida
Para despejar tus dudas, para enterrarte en caricias
Para esconderte en sus manos, para que te amparen frías
Flor nocturna, no quiero darle mi pena
Ni mostrarle mi piedad, no quiero compadecerla
Puta proletaria, con permiso sólo quiero
Un saludo solidario, presentarle mis respetos
Presentarle mis respetos